Lo que nunca te contaron sobre el Feng Shui

Cuando comienzas una terapia puedes llegar a sentir que incluso el propio terapeuta es tu enemigo. Es así porque nuestra resistencia al cambio hace que el ego juzgue y critique todo aquello que nos impulsa a soltar y a adentrarnos en el verdadero yo.

Esto ocurre también con el FENG SHUI. Considerar que el espacio que habitas tiene una vibración y que afecta a la frecuencia en la que vibran las personas que ocupan ese espacio muchas veces es considerado algo “de locos”. Tal es nuestra resistencia al cambio que en algunos casos existe en nosotros por ejemplo un deseo de permanecer enfermos del que no somos conscientes y este nos lleva a vivir en lugares donde claramente las condiciones físicas del espacio nos ayudan a enfermar.

Hay diferentes causas que pueden llevar a las personas a evitar la experiencia de curación: miedo, comodidad, falta de confianza en uno mismo, codependencia, inseguridad de salir de una estructura familiar, desconocimiento de que se puede estar mejor… Por eso la confianza en la sanación es una meta absolutamente personal y está profundamente vinculada con nuestra capacidad de madurar y encarar la vida con coraje y optimismo. Un especialista en FENG SHUI te abrirá el camino para encontrar los nuevos rumbos o por el contrario reflejará tu deseo de permanecer enfermo.

Quienes practican este arte pueden detectar si hay armonía y equilibrio en un entorno específico. En este entorno se refleja el inconsciente y el mundo interno que conforma la vida de quien habita en él. Su vivienda será el reflejo de su armonía y paz interior.

Es por esto que el FENG SHUI ha de interpretarse como un complemento que ayuda a otros factores a lograr y conservar el equilibrio y el fluir de las energías a través del espacio, y no como una herramienta para sanar de forma mágica todos nuestros problemas.

Muchas civilizaciones antiguas conocían las corrientes energéticas de la tierra, de ahí su búsqueda de los puntos donde se cruzan las conocidas como “líneas de dragón”, llamadas así por los chinos, capaces de transportar flujo de energía de alta vibración. En estos puntos situaron algunos de los templos y monumentos más emblemáticos del mundo, incluyendo las pirámides egipcias, Machu Picchu, Stonehenge y Angkor Wat, por resultar tan intensos que permiten conectarse con lo divino solo por estar ahí.

Por eso el FENG SHUI considera que somos atraídos o atraemos lugares para recoger información y fusionarnos con las vibraciones específicas que necesitamos en cierto momento para nuestro crecimiento y evolución.

Hace por lo menos 3.000 años, como los campesinos del sur de China dependían de la tierra y de las fuerzas que la regían, elaboraron ciertos principios del FENG SHUI. FENG viento y SHUI agua hacia referencia a los dos factores fundamentales para determinar la calidad de la cosecha.

“EL CHI SE ESPARCE CON EL VIENTO Y SE RECOGE CON EL AGUA”. 

El CHI es como esa fuerza invisible que impulsa el viento y el agua para que los campos sean más fértiles haciendo a los pueblos más prósperos por sus abundantes cosechas. El CHI traducido como “energía”, conocido por otras culturas como PRANA, es lo que el FENG SHUI trata de canalizar su circulación para influir favorablemente en el destino.

En la práctica de yoga se dirige la circulación del PRANA a través de la respiración (del aire o el viento que entra en el cuerpo) eliminando bloqueos y trabas que impiden que la vitalidad circule para percibir el estado del ser interior. De la misma manera en el FENG SHUI es el CHI, la energía de la casa, la que se canaliza y se conserva para aprovechar al máximo sus beneficios. De la calidad del CHI depende la personalidad además de la salud y la vitalidad de cada individuo.

La acupuntura utiliza pequeñas agujas para redistribuir el CHI dentro del cuerpo como forma de corregir y aumentar la circulación de esta energía. De la misma manera actúa el FENG SHUI, considerado una especie de acupuntura para la casa. El especialista en esta ciencia milenaria actúa sobre los espacios estimulando o reduciendo el flujo de energía.

“EL PRANA ES LA FUERZA VITAL QUE FLUYE EN LA NATURALEZ Y EN EL UNIVERSO.”

La aplicación del FENG SHUI se basa en principios lógicos: el equilibrio entre el YIN y el YANG, la perfecta distribución de los “CINCO ELEMENTOS” WU XING (Madera, Fuego, Tierra, Metal, Agua), la influencia de las ocho direcciones de la BRÚJULA (instrumento que se usaba para medir el viento), sus ocho TRIGRAMAS, el PAKUA que representa las energías de las estrellas que conforman la Osa Mayor, los seis ANIMALES CELESTIALES, los 64 HEXAGRAMAS, las doce RAMAS TERRESTRES y los diez TRONCOS CELESTES… Conocimientos que aúnan filosofía y ciencia natural, resultado del estudio e interpretación de lo que ocurre en la naturaleza, a las personas, el clima y los astros.

Y es que además de su aplicación en la agricultura su uso se extendió para la noble tarea de albergar al emperador y para localizar el mejor lugar donde enterrar a los familiares porque se creía que el espíritu de los antepasados era capaz de ayudar a sus descendientes. Si se sentían felices gracias al buen FENG SHUI de sus tumbas derramaban sobre los vivos prosperidad, honor, larga vida y descendientes sanos. De ahí que el FENG SHUI se practique como una fórmula para enriquecer todos los aspectos de la vida.

Tantos años de estudio y conocimientos han generado tantas variantes de la práctica como libros, maestros, clases y creyentes. Por eso la verdadera práctica del FENG SHUI no viene solo de la lectura de un libro. Un experto en este arte deduce una información intrínseca en el espacio a través de aplicar su propia experiencia, una extensa formación, sus continuas observaciones e investigaciones y principalmente la intuición.

El mismo Einstein lo decía. Tiene que haber un balance entre lo racional y lo intuitivo. Y a pesar de que existe un descredito sobre todo aquello que no puede verse o demostrarse por métodos científicos convencionales, -como bien dice Brian Weiss-, y a pesar de que nos enseñaron que todo eso es supersticioso o no científico y por tanto inferior; tenemos sentidos más allá de los cinco sentidos y uno de ellos es la intuición. Cuando sientes que necesitas ordenar algo en tu casa sabes intuitivamente que eso te hará sentir mejor.

El FENG SHUI nos ofrece la oportunidad de llevar un poco de ventaja en esta especie de ajedrez celeste que es el destino. Se notan sus efectos sobre la vida cuando se usa adecuadamente.

“TE SORPRENDERAS DE VER COMO SE TE ABREN LAS PUERTAS”